sábado, 1 de enero de 2011

UNA DECISION TOTALMENTE ERRÓNEA

Como ya se dio a conocer la semana pasada, el miércoles culmina Caín y Abel, la tira producida por On TV (Claudio Villarruel y Bernarda Llorente) que se emite por Telefe. Si bien su rating promedio es bajo -araña los 9 puntos- no hay que desdeñar esa cifra porque significa que la siguen miles y miles de espectadores todos los días. Este dato parece no importarle a la Gerenta de Programación, Marisa Badía, que hace añicos un programa televisivo de calidad y deja injustamente a un nutrido equipo de actores, autores y técnicos sin trabajo.
Se decide levantar el ciclo cuando estaba alcanzando el máximo de intriga al ir develándose algunos secretos de la intrincada trama elaborada por el talentoso autor Guillermo Salmerón. Se priva a los televidentes de apreciar el trabajo de un elenco de excelencia, de contemplar historias atrapantes donde el poder, la corrupción, la codicia, la violencia y las relaciones familiares cumplen un papel central. El programa estaba encontrando su punto justo en el cual tenían cabida por igual todos los temas tratados y cada actor tenía a su disposición un rol a su medida para lucirse.
En una actitud de manotazo de ahogado, Badía le pone punto final a Caín y Abel para colocar en su lugar lo antes posible a Gran Hermano y así poder ganarle, aunque sea por la mínima diferencia, el rating anual a Canal 13. Prefirió privilegiar apenas unos puntos más de rating que no cambian nada porque de todas maneras el resultado va a ser parejo entre los dos canales, ninguno va a ganar en forma arrasadora. ¿A quién le sirven esos puntitos demás? ¿Al ego del gerente de turno? ¿A quién más le importa? ¿Quién piensa en la ficción? ¿El público se merece que su capacidad de imaginación, de reflexión, de entretenimiento sean barridas de un plumazo en nombre de la banalidad y el tedio de un reality?
Basta de realities!! Deben existir como parte de la programación pero no copar todos los contenidos, resulta asfixiante, no dejan lugar para la cuota mínima de fantasía que todos necesitamos como el agua. Los realities son más de lo mismo, se repite el mismo esquema hasta el infinito, terminan aturdiendo.
Ojalá de una vez por todas se comprenda la enorme relevancia de la ficción como esa materia imprescindible que permite estimular nuestros sueños y nuestra alma.

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