miércoles, 24 de marzo de 2010

UNA FORMULA QUE SE REPITE Y CANSA

Ayer comenzó la duodécima temporada de La cornisa, el ciclo conducido por Luis Majul, que se emite los domingos a las 21.30 hs. por América.
El primer ingrediente que salta a la vista es la pobreza en la producción y en las ideas. Ni siquiera se tomaron el trabajo de grabar una nueva apertura, se mantuvo la misma que el programa tiene hace varios años. Esto preanunciaba que el envío iba a ser más de lo mismo y, lamentablemente, así fue. Todavía estamos esperando los "cambios", el "aire fresco" y la "sangre nueva" que auguraban Rial, Ventura y Fabbiani en las imágenes que dieron inicio al ciclo.
Como siempre, en el marco del carácter efectista de La cornisa y en esa búsqueda desenfrenada por el rating, se invitó a un personaje polémico de los medios. En este caso, la figurita repetida fue Mario Pergolini, presentado bajo el controvertido mote de "Bastardo con gloria". El ex propietario de Cuatro Cabezas descartó que vaya a volver a la conducción en TV porque no tiene ganas y si volviera, tendría que hacer algo parecido a lo ya hecho porque no se le ocurre nada nuevo. Considera que las fórmulas en la TV se están repitiendo mucho, y él no quiere caer en eso. Indudablemente, honestidad pura, un valor no demasiado frecuente en estos días.

Respecto a sus desafortunadas declaraciones sobre Daniel Tognetti, en cambio, resultó poco creíble al expresar que no le desea la enfermedad a nadie. Así trató de enmendar lo dicho pero después, de alguna manera, lo ratificó al afirmar: "a veces digo lo que pienso, es un juego que aprendí a jugar". Luego se mostró la intimidad del programa de Pergolini en la Rock & Pop, el ya clásico Cuál es, un tramo aburrido que no aportó nada interesante. La charla de Majul con Pergolini no fue más que una suma de elogios y loas mutuos, sin profundidad.
El tramo más movilizante del ciclo fue el informe "Los sin techo del poder" sobre gente viviendo en la calle cerca de dependencias públicas como la Casa de Gobierno y el Ministerio de Economía, o la Catedral. Si bien este tipo de notas ya se realizaron en numerosas ocasiones, no por eso hay que restarle mérito. Los testimonios de estas personas, recogidos por el propio Majul, resultaron conmovedores y nos hacen tomar conciencia de una dura realidad que, a veces, preferimos ignorar.
Por otro lado, hubo dos segmentos dedicados a la actualidad política: una jugosa entrevista con el legislador Pino Solanas, que podía haber dado para más, y un comentario del periodista Mauro Federico sobre la lucha sin cuartel en el Senado entre oficialismo y oposición respecto a la designación de la presidenta del Banco Central. En este sentido, se incluyeron una reveladoras declaraciones del senador Nito Artaza sobre el tema, que fueron un hallazgo, ya que en un principio se había llamado a silencio y era un personaje muy buscado por la prensa en las últimas horas. De todas maneras, no se trató de nada demasiado relevante ni que exigiera una rigurosa investigación.
Así se inició este nuevo año de La cornisa: con cierta endeblez en los contenidos, producción austera, improvisación, falta de elaboración, pobreza intelectual, repetición de fórmulas, falta de chispa en la conducción, lo que lleva a la saturación y al tedio. El programa necesita una bocanada de aire fresco urgente, este camino facilista y marketinero no conduce a nada edificante.

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