viernes, 8 de enero de 2010

17/11/09

FUTBOL A TODA HORA

Desde que se canceló el contrato entre la AFA y Torneos y Competencias y, por lo tanto, cambió el sistema de trasmisión del fútbol, asistimos a un fenómeno deprimente: la emisión de partidos a toda hora, cualquier día de la semana. Cada fecha del campeonato se juega en cuatro días, del viernes al lunes, y los partidos se disputan en diferentes horarios para permitir la trasmisión de todos. Además, hay que tener en cuenta que en muchas oportunidades se juega a mitad de semana, sea por la Copa Libertadores, la Copa Sudamericana o algún encuentro de la selección nacional.

De esta manera, el fútbol termina saturando y trastocando las programaciones de canales como el 7 o el 26, una cadena de noticias que, de hecho, se ha convertido en los últimos tiempos en una señal deportiva. Puede tolerarse que el fútbol ocupe un gran espacio en la televisión los fines de semana pero no que invada todos los días y a toda hora, a la tarde, a la noche, la programación de un canal como el 7, que brinda opciones originales que los canales comerciales no ofrecen y es, además, el único que llega en numerosas localidades del interior.

En este sentido, el lunes a las 18 hs. se podía ver en la pantalla el partido de Racing ¡en dos canales!, el 7 y el 26, hecho que se repitió a las 21 hs. con otro partido. ¿Es necesario que si lo trasmite la televisión pública, el mismo partido se vea por una cadena informativa? ¿No alcanza y sobra con que lo emita un canal? ¿Qué sentido tiene esta duplicación de trasmisiones y qué le aporta al público?

Este fenómeno termina perjudicando a programas culturales, de ficción, informativos porque se los cambia caprichosamente de horario o directamente no se emiten en función del fixture del fútbol de cada día. El juego de la pelota pasa así a ser la prioridad y todas las demás propuestas quedan en un segundo plano por más valiosas que sean. Es decir, todo se supedita al fútbol.

Es cierto que el público tiene derecho a ver los partidos libremente, sin necesidad de pagos adicionales, pero los espectadores que buscan otros contenidos también tienen derecho a disfrutar de sus programas favoritos. Por ejemplo, quien desee informarse y recurra a una señal como canal 26, en lugar de obtener noticias, cada vez que lo sintonice se va a encontrar con un partido de fútbol.

No toda la gente tiene el fútbol como su principal interés, hay espectadores que respiran otro aire y se los está frustrando y bastardeando porque no son tenidos en cuenta en nombre del negocio millonario de la pelota. Siempre la misma historia: la supuesta rentabilidad unida a la mediocridad. ¿Y la frescura de la diversidad, de la libertad de elección? Bien, gracias.

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